La celebración de la Independencia en El Salvador
El Tema de las Cachiporras
Fredi Orlando Quintanilla Henríquez
14/09/2010
frediqh@yahoo.com
Mucho ha dado de qué hablar el tema de las cachiporras, luego que la Primera Dama de El Salvador anunció que para las celebraciones de la “independencia patria” no habría participación de ellas por ser denigrante para la mujer, entre otras cosas. Lo escrito a continuación, son algunas valoraciones sobre ese tema, lo cual tiene el propósito de generar cultura y no subcultura
No se llega a la verdad, sin recurrir a la historia.
Cualquier fenómeno de la realidad que se desee analizar, obliga a quien escribe a remontarse a la historia para descubrir la verdad de los acontecimientos presentes.
En los últimos días del mes de julio e inicios del mes de agosto del año 2010, ¡¡¡sonó la alarma en El Salvador!!!… por primera vez, la Primera Dama de la República de El Salvador anunciaba que para el presente año en los diferentes desfiles a celebrarse en todo el país en ocasión de “festejar la independencia patria”, no iban a contar con cachiporras por ser denigrante para las niñas y jóvenes que participan de ello.
Frente a tal noticia, los medios de comunicación al servicio de la burguesía y, la burguesía misma, pusieron el grito en el cielo. Hubo gente común que se pronunció también en contra e hicieron una gran alharaca , prepararon materiales cibernéticos (diapositivas) que circularon en el internet, algunas de las cuales eran pura charlatanería en contra de las preferencias sexuales y cuya connotación era justificar la participación de las cachiporras en los desfiles, lo cual se circunscribía a una valoración más emocional-sensacionalista, que histórico-cultural. Pero hubo otras que valoraron que la decisión era correcta.
El fenómeno de la no participación de cachiporras apareció sorpresivamente y de la misma forma, aparecieron los comentarios, señalamientos, perjuicios y prejuicios y de todo un poco o mucho. El tema terminó llamando la atención de la población e hizo que la prensa escrita, radial, internauta y televisiva, vendiera más publicidad. Al final, la decisión del Sr. Presidente Mauricio Funes fue postergar, hasta el año 2011, la disposición.
Los comentarios, análisis, interpretaciones y todo lo que publicitariamente salió a la luz pública, lo hicieron con diferentes enfoques. Algunos puntualizaban en el tema de género y el feminismo, argumentando que se utiliza a la mujer como objeto sexual; otros, en el tema de las tradiciones, costumbres y “cultura”. Los hubo otros que argumentaron que las niñas y jóvenes deben mostrar sus “virtudes” y habilidades; otros, opinaron que los desfiles perderían interés para la población y, algunos, consideraban que el problema de los abusadores o violadores sexuales que existen en el país, no lo son porque la mujer muestre sus dotes físicos, sino, como condición aberrante de su estado mental psicosexual.
Pero muy pocos aportes se dieron desde el conocimiento de la historia, lo cual denota una incipiente cultura y noción de las raíces históricas del fenómeno que fue noticia y que creó la alharaca a la cual se ha hecho referencia en líneas precedentes.
¿Pero qué lección, moraleja o experiencia deja esa disposición postergada por el Ejecutivo a un año plazo? ¿Qué provecho se puede sacar del tema de las cachiporras? Estas preguntas irán teniendo respuestas en la medida que se interne en la lectura.
En primer lugar, el fenómeno de las cachiporras deja en evidencia algunos elementos que se abordan en este artículo:
1. El desconocimiento de la gente de su propia historia, lo que hace ineludible para los efectos de este artículo, partir de la premisa que…“No se llega a la verdad, si no es recurriendo a la historia”;
2. Que buena franja de la población en El Salvador refleja poca cultura al llamar cultura a algo que no lo es;
3. Que la enajenación y la alienación de la conciencia que provocan los medios masivos de comunicación (a través del inconsciente colectivo), juega su papel importante en la dominación de los pueblos;
4. Que se celebra una “independencia” que nunca lo fue; al menos para el aborigen indígena, el campesino, el obrero, el artesano, el empleado y el trabajador, que mayoritariamente son los que hacen acto de presencia en los desfiles y ponen a la disposición sus ínfimos recursos para que sus hijas e hijos participen de las susodichas “fiestas patrias”;
5. Eso hace pensar que los mismos que salen a las calles el 15 de septiembre a celebrar la “independencia ”, lo que en verdad celebran es su esclavitud y dominación histórica por parte de una clase pudiente, “noble”, de “linaje puro”, burguesa y oligarca que en algunos tramos de la historia les ha asesinado y masacrado en otros desfiles patrióticos (marchas) realizados en contra de la explotación, fraudes electorales, violación a los derechos humanos e injusticia social.
6. La fiesta en alusión es para los criollos representados en las imágenes de los próceres y de los que, con el correr de los años, se convirtieron en sus herederos a fuerza de fuego y sangre arrebatando las tierras de los pobres y convirtiéndose en los ricos de hoy.
7. Que el país está lejos de construir verdadera cultura haciendo desfiles de corte militar e implantando ideas banales en el consciente, subconsciente e inconsciente de la población con la etiqueta de costumbre, tradición o cultura.
Fragmentos de la Historia…
Según la historia, Cristóbal Colón “descubrió” América en el año 1492. Aunque antes de él, América había sido descubierta y habitada por los pueblos aborígenes indígenas, pero el enfoque de los libros con historia salvadoreña o latinoamericana escrita por historiadores de corte burgués, no lo plantea así; tampoco expresan en su historicismo que lo que se conoce como “conquista” lo que en verdad ocurrió fue una invasión, cuyo significado real es el del despojo, esclavitud, explotación y muerte de la raza aborigen.
Todo ese proceso de barbarie contra la raza indígena se suscitó con la incursión de Pedro de Alvarado y su ejército en 1524 y, a fuerza de sangre y fuego, arrebataron las tierras de los que la habitaban de manera natural. Desde ese entonces hubo una descomposición y desnaturalización de la tenencia de la tierra… ¿Y quiénes se fueron apropiando de ella? ¡¡¡Los españoles invasores!!!... quienes con el correr de los años fueron dando en heredad “sus tierras” teñidas con sangre indígena a los criollos nacidos en territorio que hoy es salvadoreño, realidad que se extendió con las mismas características por toda América Latina.
Pero… entonces, los criollos (conocidos en nuestra realidad actual como próceres), a raíz de no tener los mismos privilegios otorgados por la Corona Española como: cargos públicos, comercialización y exportación de productos, linaje, entre otros, se unieron al pueblo indígena que rechazaba el excesivo cobro de impuestos (alcabala), la esclavitud, la explotación y el despojo; exigiendo además, su anulación.
Es a la sazón que surgen los movimientos libertarios de las masas, los que fueron aprovechados por los criollos para liberarse ellos de la opresión y marginación que les imponía el peninsular y no para liberar a los aborígenes indígenas. De ahí que, lo que se ha tenido siempre, es una pseudoindependencia que data desde el 15 de septiembre de 1821, fecha en que se proclamó y se firmó el acta de “independencia” de cinco países centroamericanos: Guatemala, Honduras, Nicaragua, Costa Rica y El Salvador; sin embargo, los indígenas salvadoreños continuaron en condición de esclavos en las grandes haciendas propiedad de varios próceres, de los cuales se agregan algunos datos en los siguientes párrafos y, una interrogante para la reflexión: ¿Cómo explicar entonces, que la abolición de la esclavitud, según algunos documentos elaborados por historiadores, se dio hasta 1824, 3 años después de la “independencia”?
Todo apunta a considerar que el pueblo salvadoreño ha estado envuelto en una historia acomodada por escrito, enseñada en las aulas escolares y ejemplificadas con actividades patrias, para beneficio de una clase social pudiente y dominante…la burguesía.
Es así la historia, ella misma lo delata porque la verdad tarde o temprano sale a la luz con todo su esplendor. En tal sentido, la expresión popular que dice: “la mentira tiene patas cutas, por eso la verdad siempre la alcanza”, termina teniendo una gran autenticidad.
Considere la siguiente información en alusión a lo que se cita en párrafo anterior:
José Matías Delgado era dueño de la hacienda Buena Vista que tenía un total de 24 caballerías equivalentes a 1,536 manzanas de tierra.
Manuel José Arce era poseedor de 4 haciendas: La de nombre Chanqueso ubicada en San Salvador y con 24 caballerías equivalente a 1,536manzanas; la otra llevaba por nombre San Lucas, ubicada también en San Salvador, con 63 caballerías (4,032 manzanas); otra hacienda era conocida como San Diego (San Salvador), con 15 caballerías equivalente a 960 manzanas de tierra; y la última (San Lucas), ubicada en San Juan Opico, con un total de 80 caballerías (5,120 manzanas). En total, Manuel José Arce era acreedor de 11,648 manzanas de tierra.
José Simeón Cañas era dueño de la hacienda Jalponguita, Zacatecoluca, con 27 caballerías equivalente a 1,728 manzanas.
Juan V. Villacorta, poseedor de la hacienda San Lucas, departamento de Usulután, tenía 14 caballerías que equivalían a 896 manzanas de tierra. También era dueño de la hacienda San Antonio, Zacatecoluca, que contaba con 17 caballerías (1,088 manzanas). En total era dueño de 1,984 manzanas de tierra salvadoreña.
Isidro Menéndez, otro de los ilustres, era dueño de la hacienda Pajonal, ubicada en Metapán, Santa Ana, que tenía la cantidad de 85 caballerías (5,440 manzanas).
Una caballería es una medida agraria equivalente a 64 manzanas de tierra, porción que era otorgada de los despojos que fueron objeto los aborígenes indígenas, a los "caballeros" conquistadores y colonizadores.
En total, eran 22,336 manzanas de tierras concentradas en 5 personas, algunos de ellos muy reconocidos como próceres. (Fuente: Dalton, Roque: “El Salvador. Monografía”. Editorial Universitaria, San Salvador, año 1979, página 47).
Observe que, Manuel José Arce, primer Presidente de El Salvador entre 1825 y 1829 (4 años después de la “independencia”), era propietario de 4 haciendas que en total sumaban 182 caballerías, lo que era equivalente a 11,648 manzanas de tierra. ¿Tenía él un por qué luchar por la independencia?
Los datos son más que evidentes y no hay que perder de vista que esa tierra fue la que se le arrebató y despojó a los indígenas aborígenes en nombre de la Corona Española. ¿Cuál es entonces la independencia que se celebra? ¿Es la independencia de los pobres, de los descalzos, de los desnudos y de los tantos hambrientos que hay en El Salvador?... ¿O acaso es la celebración de la independencia de los poseedores de la tierra – como principal medio de producción de riquezas – obtenida por la vía del despojo y a fuerza de fuego y sangre derramada de los indígenas, y a quienes la Corona Española no les daba mayores privilegios políticos y económicos?
Los datos deben permitir hacer juicios de valor más próximos a la verdad, objetividad y cultura histórica porque, a lo mejor, la discusión alrededor del tema de las cachiporras termine siendo cosmético e insustancial si y solo si se considera, que de la historia misma se deriva que los desfiles al estilo militar que se realizan cada 15 de septiembre en ocasión de celebrar las “fiestas de la independencia patria”, no debieran existir por la farsa que representa, aunque no se puede ni se debe dejar de reconocer que hubo próceres, como Pablo Castillo – quien era mestizo, no criollo – que sí luchó por la verdadera causa de los esclavos y aborígenes indígenas, pero que no se le da tanta pompa como a José Matías Delgado y Manuel José Arce en el marco de la celebración de la independencia.
Esto denota que los españoles no solamente impusieron a los aborígenes y mestizos y a su raza descendiente, la religión católica y el lenguaje, sino, también, los desfiles de corte militar para celebrar “sus victorias” y su liberación de los peninsulares ibéricos.
Pero… ¿Cuándo y por qué es que aparecen las cachiporras?
La historia que aparece a continuación sobre el tema en comento, es poco conocida. Apareció publicada en el Diario Co-latino y, para efectos de respetar a su autor- escritor, lo anexo tal cual fue divulgado.
Lunes, 09 de Agosto de 2010
Cachiporristas guanacas
Antecedentes inmediatos. Diciembre 14, 1948. El presidente Salvador
Castaneda Castro, alias: Mica Polveada, es desbarrancado del poder por
medio de otro cuartelazo o golpe de Estado.
Otro directorio cívico-militar —de entre tantos en 190 años—, convoca
a elecciones caricaturescas. Septiembre 14, 1950. Se apoltrona en
silla presidencial un sujeto apodado Cuchumbo, ex integrante de aquel
directorio recién mencionado, mayor o coronel del también
caricaturesco ejército nacional de entonces. El nombre de pila del tal
Cuchumbo era Óscar Osorio (1950-56). Entre tantos miembros de su
gabinete gubernamental figuraba alguien de apellido Salazar.
Por supuesto: para esta gente, siervos de ladrones oligarcas, el 14
de diciembre de 1948 significaba el día de la “revolución salvadoreña”
jajajajajá; tan importante o más que el trillado 15 de septiembre:
día de falsa independencia centroamericana de la corona española.
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LAS CACHIPORRISTA. El ministro Salazar (¿Mario Héctor?), ideó, sugirió
e implementó las festividades patrias a fin de conmemorar y celebrar
tan fatuo cuartelazo. Para diciembre de 1951, dispuso montar, con toda
parafernalia posible, el desfile capitalino y capitalista de la
cacaraqueada seudo revolución. Para tal efecto, el número
extraordinario programado y propagandizado por medio de prensa escrita
y radial, era la marcha “espectacular” de un número considerable de
jóvenes mujeres estadounidenses con residencia en Miami, Florida,
llamadas ¿Dolly Sister?, traídas ex profeso con gastos redondos
pagados; más compensaciones monetarias privadas a cada una, que sólo
Salazar y Cuchumbo conocieron su monto; pero no había problema de
liquidez, porque el “grano de oro” estaba en el Olimpo extranjero,
pues el quintal oro valía ¢1,200ºº (u$480); mientras, el oligarca
mañoso pagaba al cortador la ridícula suma de ¢18ºº por cada quintal
oro recogido.
Dicho desfile iniciaría en cercanías al parque Cuscatlán, para
terminar frente al portón principal (oriental) del Palacio Nacional,
donde Osorio y compañía se auto alabarían por aquella asonada de hacía
exactos tres años. De 09:00 hrs a 11:00hrs, capitalinos no
capitalistas, más gente fletada cuales reses en camiones nacionales
desde el interior del minúsculo país, se deleitarían mirando marchar a
“dolly sister” al compás de orquesta o banda de guerra traída expresa
por ellas mismas; pues nuestros trompudos y haraganes músicos
regimentales, no eran dignos de confianza para aquellos “prudistas”
des-gobernantes (del partido electorero PRUD ahora PCN).
A fin de evitar seguros desórdenes callejeros montados por machistas
guanacos o plebeyos, contingentes gubernamentales de seguridad pública
fueron apostados a lo largo y ancho de toda la estrecha ruta de
antemano trazada: Calle Rubén Darío hasta entronque con Avenida
Cuscatlán, para luego virar a la derecha y, a 11:00hrs exactas, estar
frente a padrastros de la patria, al capataz pro oligarcas y a
abogadillos con ínfulas de magistrados en corte suprema de injusticia.
Aquellas mujercitas, rebajadas a mujerzuelas cachiporristas gringas
por proxenetismo capitalista, —similar al fulano Olano, rufián de
rufianes al traficar con señoritas guanacas aspirantes a miss
universo—, luciendo lujosos pero repugnantes e insultantes trajes,
medio cubrían: troncos con partes pudendas o púdicas ; con botas
blanquecinas cubriendo _ de piernas o pantorrillas; con copetes de
cacatúas mamarrachas cubiertos por yelmos quijotescos modernos y,
empuñando sendos bastones engalanados con flecos: bastón llamado
cachiporra.
Delante de estas inocentes mamarrachas pintarrajeadas hasta en los
sobacos, iba tocando marchas militares la banda de guerra yanqui ya
mencionada. Por fortuna, diciembre es mes benigno en ciudad capital
salvadoreña; por eso, no había copioso sudor que las des
pintarrajeara, ni viento impertinente para volarles al carajo el yelmo
y en seguida descopetarlas.
Amaestradas cuales yeguas o potrancas peruanas de paso, sin ellas tan
siquiera sospecharlo, hacían malabarismos y contorsiones aceptables;
dejando boquiabiertos a campesinos y citadinos, quienes creían que
esas hembras con cinturitas de avispas, glúteos, muslos y piernas
concordantes con catálogos de costureras, eran extra terrestres o
divinas; no obstante, a pesar de enorme vigilancia dada por cientos o
miles de: guardias nacionales, policías de Hacienda, policías de línea
más detectives y choriceros municipales; jóvenes y adultos,
alebrestados por sus fluidos testosterónicos y sus machismos atávicos
o bíblicos, se infiltraban hasta ellas para, por lo menos, manosearles
bustos, glúteos y caderas; pues, tanto cuilios y soldados, al no poder
ellos hacer lo mismo, se hacían del ojo pacho con aquella plebe
concupiscente.
Por no haber aún tv en El Salvador, solo radiodifusoras encadenadas
por mandato oficial obligatorio, una docena de locutores radiofónicos
se turnaban cada 20mins, desplazándose de un lugar a otro en el
trayecto señalado, para narrar, atragantados, el paso apoteósico de
aquello nunca visto. Entre esos locutores, muchos recuerdan a:
Guillermo “Albertico” Hernández, Miguelito Álvarez, Francisco Medina
Funes, y Roberto Castaneda. Esta payasada malinchista de Cuchumbo
Osorio se repitió durante 4 años consecutivos, restantes de su sexenio
programado. El “pueta” José María Lemus, sucesor del Cuchumbo, la
descartó, quizás porque el grano de oro se volvió grano de cobre o
latón. Entonces, escuelas públicas, colegios particulares,
—exceptuando al Instituto católico Betania de Santa Tecla—, se dieron
a tan innoble tarea de imitar, durante sucesivos años hasta el recién
pasado 2009, a las señoritas gringuitas o súbditas del “tigre de
papel”.
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Si alguien pudiese aumentar un poco más a estos verídicos relatos,
sucedidos cuando este cronista aún era niñito “escuelero”;
salvadoreños menores de 50 otoños, en especial jóvenes y adolescentes,
estarán agregando un capítulo medio interesante a sus memorias
históricas; pues estas historietas, entre tantas, no han sido
registradas en falaces historias oficiales. Entonces, concluiremos:
dichas cachiporristas gringas extorsionadas por proxenetas mafiosos,
cuyo paraíso terrenal estaba en la Cuba de Batista, de Truman y de
Dwight D. Eisenhower , llamadas dolly sisters o de otras maneras,
significaron y significan Cero en nuestro auténtico folclor.
Por eso causa pena ajena que ignorantes al respecto, se rasguen
vestiduras queriendo defender lo indefendible; porque ellos, cuales
peones descalzos del neoliberalismo, quieren seguir corrompiendo o
destruyendo nuestras seculares buenas costumbres.
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" Cristo nos invita a no apoyar los desfiles con cachiporras".
Autor: P. Clemente González
A juzgar por la narración histórica, elocuente y con mucho jolgorio de don Clemente González, es lógico afirmar y reafirmar la carencia de información auténtica en los libros de historia como lo cita el autor. Por supuesto que esa historia no se encontrará en los libros escritos por autores de corte burgués porque sería un atentado a sus intereses políticos y económicos.
Otro elemento que es vital incorporar en el análisis es lo relativo al desarrollo cronológico de los hechos. Si la “independencia” se firmó el 15 de septiembre de 1821, al 15 de septiembre del año 2010 se celebrarán 189 años… ¿Pero en qué año aparecen las cachiporras? Según la historia narrada por don Clemente, esto comenzó en 1951 – y no en el marco de las fiestas patrias – sino, como un artilugio de la tiranía militar del momento para celebrar el golpe de Estado impuesto a Salvador Castaneda Castro. Pero no fue, sino cuatro años después (1955), ante la decisión de José María Lemus, de suspender ese tipo de prácticas, que los centros educativos por imitación – transculturación, comenzaron a presentar a sus cachiporras. Significa entonces que la existencia de las cachiporras data desde 1955 hasta el año 2010, es decir, tienen 55 años de existencia “por imitación-transculturación”, no por cultura propia.
Si restamos de los 189 años de “independencia” que están por celebrarse, los 55 años que tienen de existencia las cachiporras, son más los años donde no han participado (134).
De esa experiencia narrada podemos concluir que, las quejas y reclamos de muchos y muchas, los comentarios absurdos, la elaboración de diapositivas banales y enviadas a través de medios virtuales (internet) sin ningún valor propositivo y educativo, entre otras cosas, no son más que el reflejo de la ignorancia de muchas y muchos salvadoreños, razón por la cual se cae en la defensa de algo que es indefendible; se alega cultura, tradición o costumbre, de algo que no es propio de El Salvador y que tiene el significado de transculturación e imposición con propósitos de alienación y enajenación de la conciencia de la gente.
Cabe en el análisis también, la interpretación de lo que en términos económicos significa la celebración de las “fiestas patrias”. Para dicho desfile, los Centros Escolares, los estudiantes y los padres de familia, se ven en la obligación de comprar instrumentos para la banda de paz – que otrora fueran conocidas como bandas de guerra, porque realmente eran utilizadas en época de conflagraciones para dar la asonada para emprender las batallas –.
Los gallardetes, banderas, escudos, uniformes, trajes (para cachiporras, miembros de bandas, y otros/as), quepis al estilo militar, corbatas, guantes, botas, baquetas y un extenso etcétera, hacen posible que se acelere la economía depresiva que tienen las empresas y el comercio formal e informal.
Pero luego de las “fiestas patrias”… ¿Cómo queda la economía familiar? Muchas familias quedan con una economía gastada y endeudada, con tarjetas de crédito saturadas de deudas y muchas sin lo elemental para la subsistencia. Eso indica que todo es negocio, que la celebración de la pseudoindependencia se convierte en el centro de atención por sus réditos comerciales para los que obtienen beneficios directos en términos económicos. ¡¡¡Cómo no iban a protestar los empresarios y comerciantes si se les estaban tocando sus intereses de acumulación de riquezas!!!
La conclusión final a la que se puede llegar es que: la susodicha celebración de la independencia, desde los ángulos que se le analiza en este artículo, es un chantaje mediático, económico, libertario, educativo, cultural, histórico, político e ideológico.
De lo anterior se deriva la necesidad de hacer del conocimiento – al magisterio nacional – del significado real que tiene el desfile que se celebra cada 15 de septiembre, con el propósito de no continuar siendo pieza útil del sistema capitalista imperante reproduciendo culturas farsas que terminan beneficiando los intereses económicos y políticos de dominación y enajenación del pueblo por parte de la burguesía.
El Sr. Presidente Mauricio Funes y su Esposa quedan invitados y obligados a cumplir con su decisión de la no participación de las cachiporras el próximo año 2011 para sentar un precedente y un cambio que, aunque minúsculo en el tema de la celebración de la “independencia” por los suficientes argumentos existentes, dará pasos hacia la transformación de la sociedad que actualmente tenemos de forma paulatina.
Siempre habrá detractores que aprovechando la coyuntura querrán sacar raja política porque se les tocan sus intereses; pero consideren lo que Don Quijote de la Mancha le dijo a Sancho Panza cuando este lo interpeló diciéndole: “Don Quijote… ¿Y por qué los perros ladran? A lo que Don Quijote respondió: es señal de que vamos cabalgando”.
Existe la necesidad de educar verdaderamente a la población, lo cual es contrario a la alienación y enajenación. Ese es el reto…ese, el desafío.