Objetivo Principal

El escenario donde hoy se libra la lucha ideológica, es en el ámbito político electoral; por tanto, la batalla de ideas debe librarse a todo nivel, en todo lugar, en todo momento y en cada espacio disponible para desmentir los argumentos detractores de la derecha.

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viernes, 3 de diciembre de 2010

Las Clases Sociales...= Explotadores y Explotados.

Reflexiones para conciliar concepciones teóricas marxistas con el mercado informal en la realidad salvadoreña.

[Las ideas escritas en este minúsculo ensayo tienen a su base como filtro de luz, la teoría marxista. En ellas se analizan dialécticamente las clases sociales existentes en El Salvador en sus diferentes expresiones, poniendo como fuerza gravitacional la explotación como punto recurrente con distintas modalidades en el sistema capitalista]



CUERPO DE REFLEXIONES:





















La teoría marxista hace alusión a dos tipos de clases sociales: las fundamentales y las no fundamentales. En las fundamentales están la burguesía y el proletario, posición que es definida por el lugar y relación que cada individuo ocupa en el proceso de producción de bienes y/o servicios; de ahí que, en el proceso de producción capitalista la burguesía es la dueña de los medios de producción y, el proletario, de su fuerza de trabajo. En las no fundamentales están la pequeña burguesía, las capas medias y el campesinado.

En términos históricos, las clases sociales surgen como consecuencia del excedente de producción surgido en el estadio primitivo a raíz del empleo de nuevas formas e instrumentos de producción y, dicho excedente, fue apropiado por alguien en particular generándose en ese momento la descomposición de la sociedad en clases sociales.

¿Pero qué es una clase social según la teoría marxista? En palabras de Lenin, “las clases son grandes grupos de hombres que se diferencian entre sí por el lugar que ocupan en un sistema de producción social históricamente determinado, por las relaciones en que se encuentran con respecto a los medios de producción, por el papel que desempeñan en la organización social del trabajo y consiguientemente, por el modo en que perciben la parte de riqueza social de que disponen. Las clases son grupos humanos, uno de los cuales puede apropiarse del trabajo de otro por ocupar puestos diferentes en un régimen determinado de economía social”.  

Lo apuntado en los anteriores párrafos es en sí, la base de la teoría marxista relativa a las clases sociales. Pero el capitalismo ha sido capaz, en los últimos tiempos, de reacomodar y remozar las formas de explotación de la clase desposeída de medios de producción, creando en la conciencia de esa masa humana un conjunto de ilusiones que lo hacen crear para sí y dentro de sí, un estado emocional de conformidad frente a la verdadera realidad de explotación que el sistema capitalista le impone pero que obnubila hábilmente con el uso y aplicación de todas sus herramientas mediáticas e ideológicas, debilitando con ello la conciencia de clase, la conciencia social y la conciencia política, medida con la cual cercena, frena, diluye o difiere, la lucha antagónica de clases.

Para el caso de El Salvador, el establecimiento de las clases sociales se convierte en un acto lleno de complejidades por las diferentes formas en que se produce el acto explotador de los seres humanos en cadenas sucesivas que, por supuesto, no soslayan las formas históricas y fundamentales de explotación planteadas por Marx y Lenin entre la burguesía y el proletariado. Así, por ejemplo, al estudiar y analizar las formas informales de producción (pequeños comercios, ventas ambulantes y estacionarias en los mercados, parques, centro de las ciudades, calles, avenidas, centros turísticos, carreteras, etc.), podría pensarse a simple vista y de forma fenomenológica que ellos no sufren la expoliación del sistema capitalista en lo que a explotación se refiere por ser “independientes” en su forma de producir bienes o servicios; sin embargo, la realidad en términos concretos es otra…veamos.

Los sectores informales y marginales son los que, vendiendo diversos productos en el mercado informal, suplen en alguna medida sus necesidades básicas, lo cual es así por la misma expulsión del mercado laboral que ha generado el sistema capitalista en los últimos años con la entrada en vigor de las políticas económicas neoliberales que han venido a provocar más problemas a la humanidad y a la pacha mama.

Y resulta complejo ubicarlos en una clase determinada por sus mismas características de producción pero que, filtrados a través de la teoría marxista y material histórica, algunos pasan a engrosar las filas de la pequeña burguesía (artesanos, pequeños comerciantes, propietarios de talleres, etc.); otros, al campesinado, que muchos de ellos llegan al mercado informal a vender sus productos producidos en la época lluviosa o seca (maíz, frijol, maicillo, verduras, etc.) y, los hay otros y muchos de ellos que, perteneciendo por base teórica marxista a las capas sociales (intelectuales, profesionales, empleados, etc.), se encuentran en ese proceso de producción informal a causa de la expulsión del mercado laboral a la que se hace alusión en párrafo que antecede; pero desde la perspectiva de la explotación, no dejan de ser explotados por la clase burguesa de forma indirecta en la cadena sucesiva de producción-comercialización.
¿De dónde se deriva la anterior reflexión?
Los considerados pequeños burgueses – según la teoría marxista – necesitan para desarrollar su proceso de producción informal la utilización de muchas materias primas o productos procesados-elaborados que venden las grandes empresas de burgueses oligarcas nacionales o internacionales.
Estas mercancías llevan implícito el germen de la plusvalía que siendo trasladada al mercado informal, posibilitan la acumulación de riquezas para el burgués industrial, terrateniente, comercial o de servicios. Es decir que en esta cadena de producción-comercialización los artesanos, comerciantes, propietarios de talleres, etc. se han convertido en las poleas que mueven y expanden la explotación y el consumo de bienes y servicios de la clase burguesa. Son, podríamos decir, los arrieros de las mercancías producidas por las empresas de la burguesía y oligarquía sin costo alguno, lo cual eleva y acelera sus ganancias.
De la misma forma opera con el campesinado que compra el abono, insecticida, herbicida y todos los insumos agrícolas que le permiten obtener, después de la temporada, la recolección de una buena cosecha; sin embargo, los precios elevados de todos los insumos comprados y utilizados para la siembra de productos agrícolas (a empresas burguesas), las elevadas tasas de interés bancario por los préstamos gestionados para la producción (a bancos de burgueses), más la despiadada estrategia de los acaparadores del mercado – que no dejan de ser burgueses – con la compra de la producción a muy bajos precios para acaparar y sacar al mercado el producto en épocas de escasez para elevar los precios y, por ende, las ganancias, terminan asfixiando la economía del campesino que a la postre no recupera lo invertido en la producción, no paga la deuda al banco que le otorgó el préstamo y termina perdiendo sus tierras por la vía del embargo por mora y/o falta de pago.
Y en el caso de las capas sociales o medias, la historia tiene la misma connotación. En líneas precedentes se ha dicho que la entrada en vigor de las políticas económicas neoliberales han generado una expulsión del mercado laboral a muchas personas intelectuales y profesionales y se han convertido, por razones de subsistencia, en empleados de ese mercado informal. Así, por ejemplo, no es extraño encontrar a administradores de empresas con pequeños negocios con ventas de calzado, ropa, comida u otro tipo de mercancía; los hay también odontólogos, médicos y enfermeras que trabajan para empresas productoras de fármacos como impulsores o visitadores médicos para promocionar y vender los medicamentos, lo cual encarece las medicinas en esa cadena sucesiva de explotación volviéndola cada vez menos accesible para el paciente o enfermo/a.
En consecuencia, nadie se escapa de esa forma diversa de explotación que hábilmente ha venido implementando y expandiendo el capitalismo en sus diferentes crisis económicas suscitadas a lo largo de toda la historia de su existencia para su continuidad, reproducción, evolución y fortalecimiento.

Por eso es que de fondo, el punto convergente y la fuerza gravitacional entre proletarios, obreros, artesanos, pequeños comerciantes, empleados, vendedores ambulantes o estacionarios, etc., es la explotación, el cual es un componente esencial en el sistema burgués capitalista para la generación de riquezas y acumulación de capital… ¡¡¡la explotación se ha diversificado y expandido en diferentes expresiones y modalidades!!!

En tal sentido, la conclusión que puede sacarse de lo analizado y argumentado es que, las clases sociales fundamentales y no fundamentales se sustentan en una relación mucho más simple – en medio de la tal complejidad expresada en los inicios de este ensayo – que sintéticamente se puede reducir a: Explotadores y Explotados.

¿Cómo penetrar en las capas medias, el campesinado, el proletario y los pequeños burgueses para hacerles comprender que también son explotados en esa cadena sucesiva de producción-comercialización de mercancías con el interés político de generar la correlación de fuerzas capaz de derrotar a la burguesía?

Estas y otras son las tareas quizá pendientes para la izquierda que, en lo sucesivo, deberá tomar con mayor ímpetu para continuar acumulando fuerza político-electoral que asegure su continuidad en la Presidencia de la República y la expansión del control estatal con el claro propósito de seguir avanzando rumbo al socialismo.

Por tal razón, el trabajo político con el Movimiento Social y Popular, con el proletario, el obrero, el campesino, profesionales e intelectuales, en fin, con todos, se debe profundizar y no postergar.

martes, 9 de noviembre de 2010

La Reforma al Sistema de Salud en El Salvador



frediqh@yahoo.com

El día jueves 6 de octubre del año 2010 leí, en uno de los tantos periódicos amarillistas y sensacionalistas que hay en El Salvador, la “MÁS” ingenua, absurda e incoherente pregunta sobre la Reforma al Sistema de Salud en el país, que está impulsando el Presidente Mauricio Funes en coordinación con la Doctora María Isabel Rodríguez, Ministra del ramo; pero con toda lógica pragmática desde el punto de vista mediático con posicionamiento político derechista.
Esa pregunta, que describo en breve, me llevó a escribir este pequeño artículo, que por razones ajenas a mi voluntad, no había podido publicarlo. La pregunta estaba escrita así:
“¿Será verdad que la solución a muchos problemas sanitarios está en que el personal médico vaya a las casas de los pacientes en lugar de que sea el paciente quien se movilice hasta una clínica o unidad de salud?”. 
Intenté dejar un link en la pregunta para que el lector tuviera acceso al periódico donde estaba escrita, pero por suerte o mala suerte, no cuenta con un sitio web establecido para el acceso.
No sé quién habrá escrito la pregunta y otras peroratas en ese artículo, pero lo cierto es que la ignorancia y la necedad hacen de las suyas en la conciencia de quienes viven atiborrados con pseudo concepciones en atención sanitaria. Eso es evidente.
En el pasado, los gobiernos areneros hicieron de las suyas con todo lo que estuvo a su alcance. En el Seguro Social y en los Hospitales públicos, se acostumbraba a comprar millonadas de dólares de medicina vencida o a punto de vencer, mientras que la población usuaria de los servicios públicos sufría las consecuencias de la inexistencia de medicamentos.
A nadie escapa que dirigentes del partido ARENA son dueños de laboratorios de medicamentos que en el pasado eran los que vendían las medicinas vencidas o por vencerse a las instituciones citadas. Era toda una fiesta de piñatas que cargadas de dinero rompían para cargar con la mayor cantidad de ganancia.
La salud en El Salvador no ha sido vista como un bien público y como un derecho humano fundamental como lo expresó el Presidente Mauricio Funes; al contrario, la salud en el país ha sido considerada como un bien generador de ingresos y ganancias para empresarios en el ámbito de la venta de medicamentos, exámenes clínicos, laboratorios, etc. Y esa práctica aún continúa en los hospitales y clínicas con algunos médicos que, pese a haber hecho el juramento Hipocrático, mantienen una actitud contraria a lo juramentado y están temiendo que en el tiempo les disminuya su “clientela”.
Con los ECO (Equipos Comunitarios de atención integral a las Familias) trabajando directamente con la gente que más lo necesita, con aquellos y aquellas que históricamente han sido marginados y excluidos de un bien tan fundamental para la población, se tendrá una población más sana. Con esta reforma al Sistema de Salud se pretende apostarle a la prevención y a la disminución de muertes por enfermedades que son curables cuando se les descubre a tiempo; además, cuando un pueblo está sano, tiene mayores y mejores posibilidades de ser productivo y, en el caso de la niñez, tendrá mejores condiciones para emprender su desarrollo en el ámbito educativo.
Es probable que todo este cambio en el sistema de salud tenga preocupados a los que sobre la base del sufrimiento del pueblo han estado acostumbrados a lucrarse.
Llegar hasta los hogares de las familias de escasos recursos económicos hace posible que la atención en salud sea directa, minimice los costos para los beneficiarios quienes ya no tendrán que pagar transporte para desplazarse hasta las unidades de salud u hospitales, bajará los índices de mortalidad por enfermedades que atendidas oportunamente son curables, entre otros. Solo estos elementos apuntados en señal de beneficios, es respuesta suficiente para la perorata expuesta en el artículo que cito y que fuera publicada en uno de los periódicos “MÁS” sensacionalistas y amarillistas de El Salvador.
Poco a poco el pueblo irá percibiendo y gozando de los beneficios que el Gobierno del FMLN le vaya proporcionando; y eso, pese a la condición de quiebra en que dejaron las arcas del Estado los 4 gobiernos de ARENA con tanta corrupción cometida; y que ha salido a la luz pública en los medios de comunicación desde la llegada del FMLN al gobierno y de las cuales el ente Fiscal ha recibido ya algunas demandas. 

viernes, 1 de octubre de 2010

Los seres humanos, para ser verdaderamente libres, han de vencer la desinformación.

El encabezado del artículo es una porción extraída literalmente de la Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia – que en adelante se identificará como CSJ – donde aparece la declaratoria de inconstitucionalidad del inciso tercero (subrayado) contenido en el Art. 191 del Código Penal salvadoreño que literalmente reza:

Art. 191. No son punibles los juicios desfavorables de la crítica política, literaria, artística, histórica, científica, religiosa o profesional, ni los conceptos desfavorables expresados por cualquier medio por particulares en el ejercicio del derecho de la Libertad de Expresión [sic], siempre que en el modo de proceder no demuestren un propósito calumnioso, injurioso o de ataque a la intimidad o a la propia imagen de una persona.

De igual manera, no son punibles los juicios desfavorables de la crítica política, literaria, artística, histórica, científica, religiosa o profesional ni los conceptos desfavorables expresados o difundidos por quienes ejerzan el periodismo mediante noticias, reportajes, investigaciones periodísticas, artículos, opiniones, editoriales, caricaturas y notas periodísticas en general, publicados en medios periodísticos escritos, radiales, televisivos e informáticos, en cumplimiento del deber de informar, en virtud del derecho de información o en ejercicio de su cargo o función.

En cualquiera de las dos situaciones reguladas en los dos incisos anteriores, no incurrirán en ningún tipo de responsabilidad penal, los medios escritos, radiales, televisivos e informáticos en que se publiquen los juicios o conceptos antes expresados, ni los propietarios, directores, editores, gerentes del medio de comunicación social o encargados del programa en su caso.

La Sentencia aludida, posterior a su fecha de efecto público – 24 de septiembre de 2010 – provocó en diferentes sectores de la sociedad y, particularmente en los vinculados a los medios de comunicación, una pronta respuesta negativa y de rechazo.

¿Pero por qué?...

Lo que puede interpretarse es que los propietarios, los directores, los editores, los gerentes del medio de comunicación social o encargados del programa en su caso, ya no tendrán la seguridad jurídica para calumniar y difamar a los opositores en las contiendas o campañas electorales, como ha sucedido en el pasado mediato e inmediato, porque hoy será causal de delito a la luz de la Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la CSJ.

En pocas palabras, su escudo jurídico protector para lanzar injurias contra el oponente político o de cualquier índole, se terminó.

En ese sentido, los medios de comunicación y todos sus dueños y operarios estarán en la obligación de informar y ya no de desinformar a la población con la intención de sacar réditos político-electorales como sucedió en la campaña electoral nefasta y sucia lanzada contra el candidato a la Presidencia por el FMLN en el 2004, Jorge Schafik Handal y, más recientemente, contra Mauricio Funes y Salvador Sánchez Cerén.

Eso hará avanzar la democracia porque la conciencia de los salvadoreños y las salvadoreñas aptos para el cumplimiento del derecho y el deber al sufragio, no estará contaminada con calumnias, mentiras y sandeces políticas.

Los editorialistas plumíferos contratados en el pasado con el fin de difamar al adversario político, ya no podrán hacer uso de un espacio radial, televisivo, internauta, escrito, etc. para dañar la moral y la dignidad de su oponente con el ánimo de generar o crear una imagen de impopularidad para cambiar la correlación del electorado a favor de los que ostentan el poder económico y político en las futuras elecciones, tal cual ha sucedido en el pasado.

Sabrán, desde el preciso instante en que se hizo pública la Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la CSJ, que el peso de la Ley estará al acecho para juzgar su mal proceder al injuriar a quienes por tener una ideología distinta, no comparten las voraces políticas económicas neoliberales, la injusticia social y los actos arbitrarios contrarios a las reglas de una verdadera democracia participativa e incluyente.

Ha sido regla, por muchos años, que los periodistas deben responder a una línea editorial que le es impuesta por los dueños y administradores del medio de comunicación para el cual trabajan y, en vez de informar, han hecho una labor para desinformar, lo cual ha estado en contra de lo que la misma Sentencia aludida expone y cuyo sentido se evoca en el epígrafe que encabeza este artículo: “Los seres humanos, para ser verdaderamente libres, han de vencer la desinformación”.

Con todo lo acontecido, la sociedad salvadoreña esperará de aquí en adelante, sin duda alguna, que los medios de comunicación desempeñen una labor más ética y responsable; que realmente se informe al pueblo sin el ánimo de dañar la moral, el honor, la dignidad y la vida privada del ser humano en consideración a lo establecido en el Art. 6 de la Constitución.

Sin embargo, y pese a que la Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la CSJ tiene carácter de ejecutoriedad, los diputados representantes de partidos de derecha están en la lógica de reformar el Art. 191 para garantizar “la libertad de expresión” en los medios de comunicación. Así lo dieron a conocer el día jueves 30 de septiembre del año en curso diputados del PDC, ARENA y PCN, al ser entrevistados en el Palacio Legislativo.

Lo cierto es que la Sentencia no prohíbe ni cercena la libertad de expresión, por el contrario, la reafirma, al citar la CrIDH que dicta que “la libertad de expresión es un elemento fundamental sobre el cual se basa la existencia de una sociedad democrática… [Es, en fin, condición para que la comunidad a la hora de ejercer sus opiniones esté suficientemente informada. Por ende, es posible afirmar que una sociedad que no está bien informada no es plenamente libre…].

La sentencia hace una diferenciación entre libertad de expresión y libertad de información. Ambos son derechos que posibilitan el ejercicio de la democracia en una nación, convirtiéndose por tanto en piedras angulares para su fortalecimiento.

¿Pero dónde están las diferencias?

La libertad de expresión se caracteriza por la exposición de ideas, opiniones y juicios sobre un fenómeno político, social o económico en particular, los cuales no aspiran en principio a afirmar datos objetivos. En pocas palabras, las ideas, opiniones y juicios no se prestan en principio para la demostración de su exactitud.


En cambio, la libertad de información recae en hechos tangibles, no abstractos y, por tanto, susceptibles de ser sometidos a comprobación empírica.

La anterior caracterización permite encontrar una mezcla confusa de términos que, aunque orientados hacia el mismo fin (la democracia), mantienen una clara diferencia.

El o los comunicadores tienen la responsabilidad ética de informar y, por tal razón, lo que se ha de comunicar debe estar en apego a hechos reales, objetivos, concretos y sujetos a comprobación in situ. En ese sentido, no se afecta la libertad de expresión y de información, lo que si se destaca en la Sentencia son los conceptos de responsabilidad y ética profesional en el cumplimiento y ejercicio de esos derechos constitucionales, que siendo violados como tal, pueden dar lugar a un proceso judicial cuando se atente contra la moral, el honor, la dignidad y la vida privada de las personas que figuren en un artículo, noticia, editorial, etc. y que por ende se vea obligada a presentar una demanda donde corresponda, proceso en el cual el imputado deberá presentar las pruebas en el momento procesal oportuno para demostrar la veracidad de lo informado; caso contrario, se verá obligado a cumplir con la sentencia que el juzgador le imponga.

Sin duda que lo anterior rompe con lo que tradicionalmente se ha hecho a través de los medios de comunicación al “informar” al pueblo elementos que carecen de base científica y, por ende, sin mayor soporte de veracidad, de lo cual se deriva la interpretación que la susodicha “información” vertida es en sí misma “desinformación”, que surte su efecto con el ánimo claro y preciso de favorecer a un sector en particular…la burguesía y oligarquía del país, efecto que florece sobre todo en el marco de las contiendas electorales para obtener réditos políticos y de poder.

Por eso no resulta extraño que las diputadas y diputados de partidos de derecha estén interesados en llevar a cabo las reformas al Art. en cuestión, cuidando que su redacción se adecue a lo que haga posible la continuidad de las injurias, calumnias y mentiras contra los adversarios políticos en las campañas electorales que se avecinan.

Eso hace presagiar que hay una intencionalidad clara de continuar con el terror mediático al cual han estado acostumbrados los medios de comunicación en El Salvador y protegidos con el escudo jurídico protector (inciso tercero Art. 191).

Pretenden recurrir de nuevo al esquema añejo de infundir miedo en la población para condicionar su forma de pensar y su forma de actuar en los diferentes comicios que se celebren en adelante, lo cual es atentatorio contra la misma democracia que pregonan, pero que hay que tener claridad que esa democracia que defienden es la democracia burguesa.

martes, 14 de septiembre de 2010

La celebración de la Independencia en El Salvador. El Tema de las Cachiporras.

REFLEXIONES HISTÓRICAS, ECONÓMICAS, POLÍTICAS, SOCIALES Y PEDAGOGICAS

La celebración de la Independencia en El Salvador
El Tema de las Cachiporras

Fredi Orlando Quintanilla Henríquez
14/09/2010
frediqh@yahoo.com


Mucho ha dado de qué hablar el tema de las cachiporras, luego que la Primera Dama de El Salvador anunció que para las celebraciones de la “independencia patria” no habría participación de ellas por ser denigrante para la mujer, entre otras cosas. Lo escrito a continuación, son algunas valoraciones sobre ese tema, lo cual tiene el propósito de generar cultura y no subcultura



No se llega a la verdad, sin recurrir a la historia.

Cualquier fenómeno de la realidad que se desee analizar, obliga a quien escribe a remontarse a la historia para descubrir la verdad de los acontecimientos presentes.

En los últimos días del mes de julio e inicios del mes de agosto del año 2010, ¡¡¡sonó la alarma en El Salvador!!!… por primera vez, la Primera Dama de la República de El Salvador anunciaba que para el presente año en los diferentes desfiles a celebrarse en todo el país en ocasión de “festejar la independencia patria”, no iban a contar con cachiporras por ser denigrante para las niñas y jóvenes que participan de ello.

Frente a tal noticia, los medios de comunicación al servicio de la burguesía y, la burguesía misma, pusieron el grito en el cielo. Hubo gente común que se pronunció también en contra e hicieron una gran alharaca , prepararon materiales cibernéticos (diapositivas) que circularon en el internet, algunas de las cuales eran pura charlatanería en contra de las preferencias sexuales y cuya connotación era justificar la participación de las cachiporras en los desfiles, lo cual se circunscribía a una valoración más emocional-sensacionalista, que histórico-cultural. Pero hubo otras que valoraron que la decisión era correcta.

El fenómeno de la no participación de cachiporras apareció sorpresivamente y de la misma forma, aparecieron los comentarios, señalamientos, perjuicios y prejuicios y de todo un poco o mucho. El tema terminó llamando la atención de la población e hizo que la prensa escrita, radial, internauta y televisiva, vendiera más publicidad. Al final, la decisión del Sr. Presidente Mauricio Funes fue postergar, hasta el año 2011, la disposición.

Los comentarios, análisis, interpretaciones y todo lo que publicitariamente salió a la luz pública, lo hicieron con diferentes enfoques. Algunos puntualizaban en el tema de género y el feminismo, argumentando que se utiliza a la mujer como objeto sexual; otros, en el tema de las tradiciones, costumbres y “cultura”. Los hubo otros que argumentaron que las niñas y jóvenes deben mostrar sus “virtudes” y habilidades; otros, opinaron que los desfiles perderían interés para la población y, algunos, consideraban que el problema de los abusadores o violadores sexuales que existen en el país, no lo son porque la mujer muestre sus dotes físicos, sino, como condición aberrante de su estado mental psicosexual.

Pero muy pocos aportes se dieron desde el conocimiento de la historia, lo cual denota una incipiente cultura y noción de las raíces históricas del fenómeno que fue noticia y que creó la alharaca a la cual se ha hecho referencia en líneas precedentes.

¿Pero qué lección, moraleja o experiencia deja esa disposición postergada por el Ejecutivo a un año plazo? ¿Qué provecho se puede sacar del tema de las cachiporras? Estas preguntas irán teniendo respuestas en la medida que se interne en la lectura.

En primer lugar, el fenómeno de las cachiporras deja en evidencia algunos elementos que se abordan en este artículo:

1. El desconocimiento de la gente de su propia historia, lo que hace ineludible para los efectos de este artículo, partir de la premisa que…“No se llega a la verdad, si no es recurriendo a la historia”;

2. Que buena franja de la población en El Salvador refleja poca cultura al llamar cultura a algo que no lo es;

3. Que la enajenación y la alienación de la conciencia que provocan los medios masivos de comunicación (a través del inconsciente colectivo), juega su papel importante en la dominación de los pueblos;

4. Que se celebra una “independencia” que nunca lo fue; al menos para el aborigen indígena, el campesino, el obrero, el artesano, el empleado y el trabajador, que mayoritariamente son los que hacen acto de presencia en los desfiles y ponen a la disposición sus ínfimos recursos para que sus hijas e hijos participen de las susodichas “fiestas patrias”;

5. Eso hace pensar que los mismos que salen a las calles el 15 de septiembre a celebrar la “independencia ”, lo que en verdad celebran es su esclavitud y dominación histórica por parte de una clase pudiente, “noble”, de “linaje puro”, burguesa y oligarca que en algunos tramos de la historia les ha asesinado y masacrado en otros desfiles patrióticos (marchas) realizados en contra de la explotación, fraudes electorales, violación a los derechos humanos e injusticia social.

6. La fiesta en alusión es para los criollos representados en las imágenes de los próceres y de los que, con el correr de los años, se convirtieron en sus herederos a fuerza de fuego y sangre arrebatando las tierras de los pobres y convirtiéndose en los ricos de hoy.

7. Que el país está lejos de construir verdadera cultura haciendo desfiles de corte militar e implantando ideas banales en el consciente, subconsciente e inconsciente de la población con la etiqueta de costumbre, tradición o cultura.

Fragmentos de la Historia…

Según la historia, Cristóbal Colón “descubrió” América en el año 1492. Aunque antes de él, América había sido descubierta y habitada por los pueblos aborígenes indígenas, pero el enfoque de los libros con historia salvadoreña o latinoamericana escrita por historiadores de corte burgués, no lo plantea así; tampoco expresan en su historicismo que lo que se conoce como “conquista” lo que en verdad ocurrió fue una invasión, cuyo significado real es el del despojo, esclavitud, explotación y muerte de la raza aborigen.

Todo ese proceso de barbarie contra la raza indígena se suscitó con la incursión de Pedro de Alvarado y su ejército en 1524 y, a fuerza de sangre y fuego, arrebataron las tierras de los que la habitaban de manera natural. Desde ese entonces hubo una descomposición y desnaturalización de la tenencia de la tierra… ¿Y quiénes se fueron apropiando de ella? ¡¡¡Los españoles invasores!!!... quienes con el correr de los años fueron dando en heredad “sus tierras” teñidas con sangre indígena a los criollos nacidos en territorio que hoy es salvadoreño, realidad que se extendió con las mismas características por toda América Latina.

Pero… entonces, los criollos (conocidos en nuestra realidad actual como próceres), a raíz de no tener los mismos privilegios otorgados por la Corona Española como: cargos públicos, comercialización y exportación de productos, linaje, entre otros, se unieron al pueblo indígena que rechazaba el excesivo cobro de impuestos (alcabala), la esclavitud, la explotación y el despojo; exigiendo además, su anulación.

Es a la sazón que surgen los movimientos libertarios de las masas, los que fueron aprovechados por los criollos para liberarse ellos de la opresión y marginación que les imponía el peninsular y no para liberar a los aborígenes indígenas. De ahí que, lo que se ha tenido siempre, es una pseudoindependencia que data desde el 15 de septiembre de 1821, fecha en que se proclamó y se firmó el acta de “independencia” de cinco países centroamericanos: Guatemala, Honduras, Nicaragua, Costa Rica y El Salvador; sin embargo, los indígenas salvadoreños continuaron en condición de esclavos en las grandes haciendas propiedad de varios próceres, de los cuales se agregan algunos datos en los siguientes párrafos y, una interrogante para la reflexión: ¿Cómo explicar entonces, que la abolición de la esclavitud, según algunos documentos elaborados por historiadores, se dio hasta 1824, 3 años después de la “independencia”?

Todo apunta a considerar que el pueblo salvadoreño ha estado envuelto en una historia acomodada por escrito, enseñada en las aulas escolares y ejemplificadas con actividades patrias, para beneficio de una clase social pudiente y dominante…la burguesía.

Es así la historia, ella misma lo delata porque la verdad tarde o temprano sale a la luz con todo su esplendor. En tal sentido, la expresión popular que dice: “la mentira tiene patas cutas, por eso la verdad siempre la alcanza”, termina teniendo una gran autenticidad.

Considere la siguiente información en alusión a lo que se cita en párrafo anterior:

José Matías Delgado era dueño de la hacienda Buena Vista que tenía un total de 24 caballerías equivalentes a 1,536 manzanas de tierra.

Manuel José Arce era poseedor de 4 haciendas: La de nombre Chanqueso ubicada en San Salvador y con 24 caballerías equivalente a 1,536manzanas; la otra llevaba por nombre San Lucas, ubicada también en San Salvador, con 63 caballerías (4,032 manzanas); otra hacienda era conocida como San Diego (San Salvador), con 15 caballerías equivalente a 960 manzanas de tierra; y la última (San Lucas), ubicada en San Juan Opico, con un total de 80 caballerías (5,120 manzanas). En total, Manuel José Arce era acreedor de 11,648 manzanas de tierra.

José Simeón Cañas era dueño de la hacienda Jalponguita, Zacatecoluca, con 27 caballerías equivalente a 1,728  manzanas.

Juan V. Villacorta, poseedor de la hacienda San Lucas, departamento de  Usulután, tenía 14 caballerías que equivalían a 896 manzanas de tierra. También era dueño de la hacienda San Antonio, Zacatecoluca, que contaba con 17 caballerías (1,088 manzanas). En total era dueño de 1,984 manzanas de tierra salvadoreña.

Isidro Menéndez, otro de los ilustres, era dueño de la hacienda Pajonal, ubicada en Metapán, Santa Ana, que tenía la cantidad de 85 caballerías (5,440 manzanas).

Una caballería es una medida agraria equivalente a 64 manzanas de tierra, porción que era otorgada de los despojos que fueron objeto los aborígenes indígenas, a los "caballeros" conquistadores y colonizadores.

En total, eran 22,336 manzanas de tierras concentradas en 5 personas, algunos de ellos muy reconocidos como próceres. (Fuente: Dalton, Roque: “El Salvador. Monografía”. Editorial Universitaria, San Salvador, año 1979, página 47).

Observe que, Manuel José Arce, primer Presidente de El Salvador entre 1825 y 1829 (4 años después de la “independencia”), era propietario de 4 haciendas que en total sumaban 182 caballerías, lo que era equivalente a 11,648 manzanas de tierra. ¿Tenía él un por qué luchar por la independencia?

Los datos son más que evidentes y no hay que perder de vista que esa tierra fue la que se le arrebató y despojó a los indígenas aborígenes en nombre de la Corona Española. ¿Cuál es entonces la independencia que se celebra? ¿Es la independencia de los pobres, de los descalzos, de los desnudos y de los tantos hambrientos que hay en El Salvador?... ¿O acaso es la celebración de la independencia de los poseedores de la tierra – como principal medio de producción de riquezas – obtenida por la vía del despojo y a fuerza de fuego y sangre derramada de los indígenas, y a quienes la Corona Española no les daba mayores privilegios políticos y económicos?

Los datos deben permitir hacer juicios de valor más próximos a la verdad, objetividad y cultura histórica porque, a lo mejor, la discusión alrededor del tema de las cachiporras termine siendo cosmético e insustancial si y solo si se considera, que de la historia misma se deriva que los desfiles al estilo militar que se realizan cada 15 de septiembre en ocasión de celebrar las “fiestas de la independencia patria”, no debieran existir por la farsa que representa, aunque no se puede ni se debe dejar de reconocer que hubo próceres, como Pablo Castillo – quien era mestizo, no criollo – que sí luchó por la verdadera causa de los esclavos y aborígenes indígenas, pero que no se le da tanta pompa como a José Matías Delgado y Manuel José Arce en el marco de la celebración de la independencia.

Esto denota que los españoles no solamente impusieron a los aborígenes y mestizos y a su raza descendiente, la religión católica y el lenguaje, sino, también, los desfiles de corte militar para celebrar “sus victorias” y su liberación de los peninsulares ibéricos.

Pero… ¿Cuándo y por qué es que aparecen las cachiporras?
La historia que aparece a continuación sobre el tema en comento, es poco conocida. Apareció publicada en el Diario Co-latino y, para efectos de respetar a su autor- escritor, lo anexo tal cual fue divulgado.

Lunes, 09 de Agosto de 2010

Cachiporristas guanacas


Antecedentes inmediatos. Diciembre 14, 1948. El presidente Salvador
Castaneda Castro, alias: Mica Polveada, es desbarrancado del poder por
medio de otro cuartelazo o golpe de Estado.


Otro directorio cívico-militar —de entre tantos en 190 años—, convoca
a elecciones caricaturescas. Septiembre 14, 1950. Se apoltrona en
silla presidencial un sujeto apodado Cuchumbo, ex integrante de aquel
directorio recién mencionado, mayor o coronel del también
caricaturesco ejército nacional de entonces. El nombre de pila del tal
Cuchumbo era Óscar Osorio (1950-56). Entre tantos miembros de su
gabinete gubernamental figuraba alguien de apellido Salazar.

Por supuesto: para esta gente, siervos de ladrones oligarcas, el 14
de diciembre de 1948 significaba el día de la “revolución salvadoreña”
jajajajajá; tan importante o más que el trillado 15 de septiembre:
día de falsa independencia centroamericana de la corona española.

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LAS CACHIPORRISTA. El ministro Salazar (¿Mario Héctor?), ideó, sugirió
e implementó las festividades patrias a fin de conmemorar y celebrar
tan fatuo cuartelazo. Para diciembre de 1951, dispuso montar, con toda
parafernalia posible, el desfile capitalino y capitalista de la
cacaraqueada seudo revolución. Para tal efecto, el número
extraordinario programado y propagandizado por medio de prensa escrita
y radial, era la marcha “espectacular” de un número considerable de
jóvenes mujeres estadounidenses con residencia en Miami, Florida,
llamadas ¿Dolly Sister?, traídas ex profeso con gastos redondos
pagados; más compensaciones monetarias privadas a cada una, que sólo
Salazar y Cuchumbo conocieron su monto; pero no había problema de
liquidez, porque el “grano de oro” estaba en el Olimpo extranjero,
pues el quintal oro valía ¢1,200ºº (u$480); mientras, el oligarca
mañoso pagaba al cortador la ridícula suma de ¢18ºº por cada quintal
oro recogido.

Dicho desfile iniciaría en cercanías al parque Cuscatlán, para
terminar frente al portón principal (oriental) del Palacio Nacional,
donde Osorio y compañía se auto alabarían por aquella asonada de hacía
exactos tres años. De 09:00 hrs a 11:00hrs, capitalinos no
capitalistas, más gente fletada cuales reses en camiones nacionales
desde el interior del minúsculo país, se deleitarían mirando marchar a
“dolly sister” al compás de orquesta o banda de guerra traída expresa
por ellas mismas; pues nuestros trompudos y haraganes músicos
regimentales, no eran dignos de confianza para aquellos “prudistas”
des-gobernantes (del partido electorero PRUD ahora PCN).

A fin de evitar seguros desórdenes callejeros montados por machistas
guanacos o plebeyos, contingentes gubernamentales de seguridad pública
fueron apostados a lo largo y ancho de toda la estrecha ruta de
antemano trazada: Calle Rubén Darío hasta entronque con Avenida
Cuscatlán, para luego virar a la derecha y, a 11:00hrs exactas, estar
frente a padrastros de la patria, al capataz pro oligarcas y a
abogadillos con ínfulas de magistrados en corte suprema de injusticia.

Aquellas mujercitas, rebajadas a mujerzuelas cachiporristas gringas
por proxenetismo capitalista, —similar al fulano Olano, rufián de
rufianes al traficar con señoritas guanacas aspirantes a miss
universo—, luciendo lujosos pero repugnantes e insultantes trajes,
medio cubrían: troncos con partes pudendas o púdicas ; con botas
blanquecinas cubriendo _ de piernas o pantorrillas; con copetes de
cacatúas mamarrachas cubiertos por yelmos quijotescos modernos y,
empuñando sendos bastones engalanados con flecos: bastón llamado
cachiporra.

Delante de estas inocentes mamarrachas pintarrajeadas hasta en los
sobacos, iba tocando marchas militares la banda de guerra yanqui ya
mencionada. Por fortuna, diciembre es mes benigno en ciudad capital
salvadoreña; por eso, no había copioso sudor que las des
pintarrajeara, ni viento impertinente para volarles al carajo el yelmo
y en seguida descopetarlas.

Amaestradas cuales yeguas o potrancas peruanas de paso, sin ellas tan
siquiera sospecharlo, hacían malabarismos y contorsiones aceptables;
dejando boquiabiertos a campesinos y citadinos, quienes creían que
esas hembras con cinturitas de avispas, glúteos, muslos y piernas
concordantes con catálogos de costureras, eran extra terrestres o
divinas; no obstante, a pesar de enorme vigilancia dada por cientos o
miles de: guardias nacionales, policías de Hacienda, policías de línea
más detectives y choriceros municipales; jóvenes y adultos,
alebrestados por sus fluidos testosterónicos y sus machismos atávicos
o bíblicos, se infiltraban hasta ellas para, por lo menos, manosearles
bustos, glúteos y caderas; pues, tanto cuilios y soldados, al no poder
ellos hacer lo mismo, se hacían del ojo pacho con aquella plebe
concupiscente.

Por no haber aún tv en El Salvador, solo radiodifusoras encadenadas
por mandato oficial obligatorio, una docena de locutores radiofónicos
se turnaban cada 20mins, desplazándose de un lugar a otro en el
trayecto señalado, para narrar, atragantados, el paso apoteósico de
aquello nunca visto. Entre esos locutores, muchos recuerdan a:
Guillermo “Albertico” Hernández, Miguelito Álvarez, Francisco Medina
Funes, y Roberto Castaneda. Esta payasada malinchista de Cuchumbo
Osorio se repitió durante 4 años consecutivos, restantes de su sexenio
programado. El “pueta” José María Lemus, sucesor del Cuchumbo, la
descartó, quizás porque el grano de oro se volvió grano de cobre o
latón. Entonces, escuelas públicas, colegios particulares,
—exceptuando al Instituto católico Betania de Santa Tecla—, se dieron
a tan innoble tarea de imitar, durante sucesivos años hasta el recién
pasado 2009, a las señoritas gringuitas o súbditas del “tigre de
papel”.

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Si alguien pudiese aumentar un poco más a estos verídicos relatos,
sucedidos cuando este cronista aún era niñito “escuelero”;
salvadoreños menores de 50 otoños, en especial jóvenes y adolescentes,
estarán agregando un capítulo medio interesante a sus memorias
históricas; pues estas historietas, entre tantas, no han sido
registradas en falaces historias oficiales. Entonces, concluiremos:
dichas cachiporristas gringas extorsionadas por proxenetas mafiosos,
cuyo paraíso terrenal estaba en la Cuba de Batista, de Truman y de
Dwight D. Eisenhower , llamadas dolly sisters o de otras maneras,
significaron y significan Cero en nuestro auténtico folclor.

Por eso causa pena ajena que ignorantes al respecto, se rasguen
vestiduras queriendo defender lo indefendible; porque ellos, cuales
peones descalzos del neoliberalismo, quieren seguir corrompiendo o
destruyendo nuestras seculares buenas costumbres.


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" Cristo nos invita a no apoyar los desfiles con cachiporras".

Autor: P. Clemente González

A juzgar por la narración histórica, elocuente y con mucho jolgorio de don Clemente González, es lógico afirmar y reafirmar la carencia de información auténtica en los libros de historia como lo cita el autor. Por supuesto que esa historia no se encontrará en los libros escritos por autores de corte burgués porque sería un atentado a sus intereses políticos y económicos.

Otro elemento que es vital incorporar en el análisis es lo relativo al desarrollo cronológico de los hechos. Si la “independencia” se firmó el 15 de septiembre de 1821, al 15 de septiembre del año 2010 se celebrarán 189 años… ¿Pero en qué año aparecen las cachiporras? Según la historia narrada por don Clemente, esto comenzó en 1951 – y no en el marco de las fiestas patrias – sino, como un artilugio de la tiranía militar del momento para celebrar el golpe de Estado impuesto a Salvador Castaneda Castro. Pero no fue, sino cuatro años después (1955), ante la decisión de José María Lemus, de suspender ese tipo de prácticas, que los centros educativos por imitación – transculturación, comenzaron a presentar a sus cachiporras. Significa entonces que la existencia de las cachiporras data desde 1955 hasta el año 2010, es decir, tienen 55 años de existencia “por imitación-transculturación”, no por cultura propia.

Si restamos de los 189 años de “independencia” que están por celebrarse, los 55 años que tienen de existencia las cachiporras, son más los años donde no han participado (134).

De esa experiencia narrada podemos concluir que, las quejas y reclamos de muchos y muchas, los comentarios absurdos, la elaboración de diapositivas banales y enviadas a través de medios virtuales (internet) sin ningún valor propositivo y educativo, entre otras cosas, no son más que el reflejo de la ignorancia de muchas y muchos salvadoreños, razón por la cual se cae en la defensa de algo que es indefendible; se alega cultura, tradición o costumbre, de algo que no es propio de El Salvador y que tiene el significado de transculturación e imposición con propósitos de alienación y enajenación de la conciencia de la gente.

Cabe en el análisis también, la interpretación de lo que en términos económicos significa la celebración de las “fiestas patrias”. Para dicho desfile, los Centros Escolares, los estudiantes y los padres de familia, se ven en la obligación de comprar instrumentos para la banda de paz – que otrora fueran conocidas como bandas de guerra, porque realmente eran utilizadas en época de conflagraciones para dar la asonada para emprender las batallas –.

Los gallardetes, banderas, escudos, uniformes, trajes (para cachiporras, miembros de bandas, y otros/as), quepis al estilo militar, corbatas, guantes, botas, baquetas y un extenso etcétera, hacen posible que se acelere la economía depresiva que tienen las empresas y el comercio formal e informal.
Pero luego de las “fiestas patrias”… ¿Cómo queda la economía familiar? Muchas familias quedan con una economía gastada y endeudada, con tarjetas de crédito saturadas de deudas y muchas sin lo elemental para la subsistencia. Eso indica que todo es negocio, que la celebración de la pseudoindependencia se convierte en el centro de atención por sus réditos comerciales para los que obtienen beneficios directos en términos económicos. ¡¡¡Cómo no iban a protestar los empresarios y comerciantes si se les estaban tocando sus intereses de acumulación de riquezas!!!

La conclusión final a la que se puede llegar es que: la susodicha celebración de la independencia, desde los ángulos que se le analiza en este artículo, es un chantaje mediático, económico, libertario, educativo, cultural, histórico, político e ideológico.

De lo anterior se deriva la necesidad de hacer del conocimiento – al magisterio nacional – del significado real que tiene el desfile que se celebra cada 15 de septiembre, con el propósito de no continuar siendo pieza útil del sistema capitalista imperante reproduciendo culturas farsas que terminan beneficiando los intereses económicos y políticos de dominación y enajenación del pueblo por parte de la burguesía.

El Sr. Presidente Mauricio Funes y su Esposa quedan invitados y obligados a cumplir con su decisión de la no participación de las cachiporras el próximo año 2011 para sentar un precedente y un cambio que, aunque minúsculo en el tema de la celebración de la “independencia” por los suficientes argumentos existentes, dará pasos hacia la transformación de la sociedad que actualmente tenemos de forma paulatina.
Siempre habrá detractores que aprovechando la coyuntura querrán sacar raja política porque se les tocan sus intereses; pero consideren lo que Don Quijote de la Mancha le dijo a Sancho Panza cuando este lo interpeló diciéndole: “Don Quijote… ¿Y por qué los perros ladran? A lo que Don Quijote respondió: es señal de que vamos cabalgando”.

Existe la necesidad de educar verdaderamente a la población, lo cual es contrario a la alienación y enajenación. Ese es el reto…ese, el desafío.